Liber apologeticus martyrum

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sobre el autor

Eulogius Cordubensis presbyter
(ca. 800 - 11/3/859)

Eulogio, líder del movimiento martirial que tuvo lugar en Córdoba y otros lugares de la Bética a mediados del siglo IX, pertenecía a una familia ilustre. Se formó en compañía de Paulo Álbaro en la escuela abacial del abad Speraindeo. Más adelante fue sacerdote en la basílica de San Zoilo (Córdoba). En 848 efectuó un viaje al norte de la Península con objeto de visitar los reinos cristianos y, sobre todo, localizar a sus hermanos mercaderes, que se encontraban en Mainz. Al no poder pasar más allá de los Pirineos, se dirigió a Navarra. Allí residió durante un tiempo en el monasterio de San Zacarías. De regreso a Córdoba, visitó, entre otros lugares,  Zaragoza, y Toledo. En el curso de este viaje Eulogio hizo acopio de un buen número de manuscritos de autores paganos (Virgilio, Horacio, Juvenal etc) y cristianos (Agustín, Aldhelmo) que luego difundiría entre sus amigos de la Bética.
A su regreso a Córdoba, hacia el 850, se produjeron los primeros episodios de martirio voluntario. Su labor apologética de los mártires lo llevó a prisión en 851, junto con el obispo Saulo de Córdoba. En el periodo de reclusión compuso algunas de sus obras hagiográficas y epistolares.
Liberado en noviembre de 851, Eulogio continuó con su actividad apologética de los mártires a lo largo de los años siguientes, bajo los gobiernos sucesivos de 'Abd al-Rahman II y Muhammed I, periodo en que se recrudecieron los conflictos con las autoridades musulmanas y en el propio seno de la comunidad cristiana. 
En 858 Eulogio fue elegido arzobispo de Toledo, pero no llegó a ocupar el cargo, en parte por la oposición del emir, en parte por decisión propia. A comienzos del año siguiente, volvió a ingresar en prisión, acusado de haber ocultado en su casa a la virgen Leocricia, conversa del islam al cristianismo. Eulogio reconoció los hechos e hizo público ante los jueces y autoridades su rechazo del islam, lo que le deparó la sentencia de muerte. Su ejecución tuvo lugar el 11 de marzo de 859. Su amigo Paulo Álbaro compuso su biografía y pasión, además de un epitafio y un himno consagrado a su persona.