Libro de las tres creencias

Título alternativo
Libro declarante; Libro de las tres gracias; Declaración del Credo; Camino de la verdad

Autor
Desconocido

Fecha
siglo XIV

Género
Sermones

Lengua
Castellano

Temática
Judaísmo
Islam
Trinidad
Cristología
Sacramentos

Contenido

Este tratado se ha transmitido con diferentes títulos: Libro de las tres creencias (o gracias); Libro declarante; Declaración del Credo… En ninguno de los manuscritos figura el nombre del autor, de manera que ha sido atribuido hipotéticamente bien al supuesto fraile mercedario Pedro Pascual (fines del siglo XIII) bien, con más probabilidad, al converso Alfonso de Valladolid (s. XIV).
Se presenta como un extenso sermón destinado a probar, a través del comentario del Símbolo Apostólico, el dogma cristiano frente a los planteamientos y las objeciones de judíos y, en menor medida, musulmanes. Al igual que la Explanatio symboli apostolorum de Ramón Martí, se parte de la idea de que el Credo consta de doce artículos, cada uno de los cuales habría sido formulado por uno de los doce apóstoles, testimonios fiables por su don de lenguas, su santidad y su capacidad para obrar milagros.
El contenido de cada uno de estos artículos es confirmado mediante citas del Antiguo Testamento, principalmente del Salterio y de los Profetas, que se ofrecen en versión trilingüe: hebreo (transliterado en caracteres latinos), latín y castellano, y confrontado con las objeciones que plantean los judíos y los musulmanes. Con todo, el tratamiento de los cuatro primeros puntos (Eloym entendido como una pluralidad, Cristo hijo de Dios, Cristo concebido por el Espíritu Santo; Cristo crucificado, muerto y sepultado) es mucho más extenso que los restantes.
Concluido el comentario del Credo, el tratado ofrece otros desarrollos complementarios: una demostración de que Dios es trinidad; una respuesta a tres objeciones judías relativas al Mesías, por la que se demuestra que el Mesías es hijo de Dios, que ya ha llegado y que ha traído una nueva Ley; una exposición de los sacramentos cristianos (principalmente el bautismo, la unción y la eucaristía) y, finalmente, algunas precisiones relativas a la idea de la Encarnación, en las que se pone en valor la humildad de Cristo al asumir la forma humana, a la vez que se ensalza la pureza de la virgen.
Si bien el tratado comienza con un reconocimiento de que judaísmo, islam y cristianismo comparten la creencia en un solo dios, inmediatamente se afirma que la auténtica Ley divina es una sola. A partir de estas premisas, todo el desarrollo tiene una orientación marcadamente antijudía y sólo secundariamente antimusulmana. De hecho, las citas en hebreo del Antiguo Testamento son constantes, mientras que el Corán sólo es invocado en una ocasión, precisamente para confirmar la idea de que María concibió del Espíritu de Dios, si bien los musulmanes niegan que Cristo sea hijo de Dios y que haya muerto en la cruz.